PA MICHE.-
Nada, que te bajas del avion despues de un aletargante y aburrido vuelo. Ya cuando el avion entraba en territorio dominicano, y pudiste percibir desde el aire, el majestuoso suelo patrio, ya tu corazon pegaba brincos, como si fuera el, con sus propios ojos, el que contemplaba el paisaje. Ojala alguien un dia me explique el extraño nexo entre la tierra y el corazon del hombre.
Nada, que te bajas. Sabes que estas en tu tierra porque los agentes de aduana te miran con esa mezcla de admiracion y envidia que todos entendemos.
Sales del aeropuerto, y doblas a la derecha en las Americas, nada que buscar en la Capital, E pa MICHE" que vamo...
Pasas por el populoso, motoconchoso, nada noticioso San Pedro de Macoris. Muy dificilmente un michero conozca nada mas de San Pedro que sus naranjas agridulces y la parte de afuera del Tetelo Vargas.Creo que SPM es una ciudad confundida. Una ciudad que todavia no quiere dejar de ser pueblo.Que siga la procesion, que E pa Miche que vamo.
Nada, que llegas a Hato Mayor. Y Hato Mayor tiene la gran suerte, de que ya a estas horas el hambre empieza a parir. te detienes en el cochinito, o el tereque que este de moda o en turno y ni lento ni perezozo agarras un pedazo de longaniza com el indice y el meñique, un chicharron en el medio, un guineito verde que casi se te cae, pero tu veloz le metes una mordia truculenta; no puede faltar el dulce e' leche con naranja, una galletica, tu otra mano la adorna un refreco colorao en el que flota indiferente un roji-blanco calimete. Si tu estomago no lo sabia todavia, se acaba de enterar, esta en su tierra. No se puede describir ese gustico que se siente al probar ese sazon tipico que hacia tanto que no probabas, sientes como que partes de tu metabolismo volviera a la vida.Nada, hay que seguir el vuelo, todavia queda carretera, y E PA MICHE QUE VAMO....
LLegas al vetusto, poco augusto, Seibo. Nuestras "ciudades" del Este tienen el problema de que nosotros los pobladores de pueblos pequeños preferimos hacer cualquier compra, visita al medico, o diligencia en la capital, lo que hace que gran parte del potencial comercial se les escape de las manos, aletargando su desarrollo, sip, somos culpables de lo mismo que criticamos.Vamos, vamos, que ya casi se puede oler el mar...E PA MICHE QUE VAMO...
Saliendo del Seibo,las montañas de la cordillera oriental tratan en vano esfuerzo de cortarte el paso, mas lo que logran es producir en ti un estado de ebria reverencia; es que envueltas en ese agreste,salvaje y magico manto verde que las tapiza, parecen esmeraldas gigantescas tostadas al sol. Entonces te dices interiormente que si es cierto que existe Dios. A lo lejos, impavida, una vaca pasta. Mientras un ternerito salta alocado ante la mirada austera y severa de los toros, que recelosos, al mismo tiempo, clavan sus ojos en los tuyos.
Una descarada garza, mas blanca que las nubes sin tiempo, mientras tanto, aprisiona en su pico inmisericorde una negra garrapata.
No se como, la verdad que no se como, pero entre el treque y maneque de una carretera, que con toda honestidad los micheros, no nos merecemos, aun con un movimiento telurico y maldito capaz de desbaratar hasta un tanque e' guerra, que hace que la longaniza se suba encima del chicharron y el dulce luche a patadas con la galletica, que hace que te preguntes si valdra la pena el viaje,Te Duermes! que higado tienes; tal vea sea por la desvelada de la noche anterior, (poque no conozco nadie que duerma placido en las visperas de un vuelo), o el stress de que le llevare a fulano o mengano, el caso es que te duermes.
Un largo rato despues el vehiculo se detiene.
Se detiene en un lugar obligatorio para el que tiene mucho que no baja al fin del mundo. La curvita esa
del kilometro ese desde donde se puede vislumbrar en toda su mirifica magnificencia, la costa y el mar.
Te despiertas, amorrongoñado y gongoso, y las pupilas de tus ojos se abren precipitadas en busca de
toda la luz que te puedan conseguir, para que disfrutes absorto del esplendido paisaje que se desenrolla
ante tu vista. Alla abajo, el sol acaricia con sus dedos de oro las albicelestes guedejas de las olas caribeñas,
que en su delirio de amor se lanzan a morir a la caliente arena que sonrojada espera, dandole ante de morir, un beso frances tan viejo como los siglos. Su desparramada sangre borra en segundos las pisadas de dos
amantes, asi como borraron, tiempos ya, las pisadas de Adan y Eva.
Alla abajo, esta Miches. Desde luego que valio la pena el viaje.
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