Monday, April 20, 2015

Miches y su Historia.

MICHES Y LA OCUPACIÓN YANKEE DE 1916

Entre los años 1916 y 1918, el Gobierno norteamericano llevó
a cabo la orden de desarme, pero en la región oriental los campesinos hicieron una resistencia guerrillera que duró más de cuatro
años, lo que obligó a los estadounidenses invasores a mantenerse
en operaciones en un tipo de guerra hasta entonces desconocido
por ellos. Varios líderes guerrilleros los mantuvieron en jaque,
entre ellos Ramón Natera, Vicente Evangelista, Vicente Ferrer y
Martín Peguero. A pesar de la captura y fusilamiento de Vicente
Evangelista, no pudieron ser vencidos fácilmente. El gobierno
de ocupación procedió a llevar a cabo una ola de terror en toda la población, especialmente contra los vinculados a los patriotas
revolucionarios, a quienes calificaron de gavilleros.

Los marines norteamericanos destacados en El Jovero llevaron  cabo una ola de atropellos, abusos, irrespetos y actos inmorales A todas las personas que no se identificaban con ellos
los juzgaban como gavilleros. Se bañaban desnudos en el mar a
la vista de la población, cazaban con sus armas animales ajenos
para comérselos, hacían múltiples fechorías; iban a los colmados
donde tomaban las mercancías y no las pagaban, e irrespetaban a
todas las mujeres considerándolas como prostitutas. Eran tantas
las quejas que recibía el jefe de puesto con relación a la conducta
de estos marines, que llegó a aconsejarles que cuando fueran a
molestar a sus negocios les golpearan. Jesús Amparo (a) Papasú,
cansado de tantas molestias, apaleó a un marine, en un brazo.


Entre los marines había uno que le decían Diablo Azul, apodado
así por tener un tatuaje en su cuerpo que simbolizaba a Satán.
Era uno de los más perversos. Salía a incursionar por los campos
aledaños detrás de mujeres. Aseguran personas de esa época que


Diablo Azul dejó hijos por estos lares. Gustaba mucho del juego 
de billar. En una ocasión jugó una partida con un residente de 
Miches al que le decían Papaiso (Dionisio de la Cruz), la perdió, 
se negó a pagar y Papaiso le dio con una bola e hizo que cayera al 
suelo. Dos marines que se encontraban en el billar salieron huyendo y le dieron la noticia al teniente jefe del puesto, este ordenó el 
arresto y el traslado de Diablo Azul, quien jamás volvió. El pueblo 
pudo respirar con tranquilidad cuando vino de puesto un teniente puertorriqueño que puso en cintura a los marines, les prohibió 
salir armados a la calle, así como torturar a los presos. Los grilletes 
y las esposas, se dice, los tiró al mar. Cesaron los abusos y desmanes 
por parte de los subalternos


Sunday, January 4, 2015

Salto del Río Jayan. Miches

Salto Jayán: una joya escondida en Miches
La flora y la fauna se hacen cómplices de aquel lugar ideal para vacacionar.
MICHES. Guardado por la madre naturaleza entre las montañas de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Saltos de la Jalda, en la comunidad de La Gina, Salto Jayán es una gigante corriente de agua que se desprende a unos 35 metros de altura por una empinada escalera de rocas y agua, que provoca la curiosidad del visitante.

Es el Jayán, con escalera de agua para trepar y lanzarse a su charca, un salto que brilla entre el bosque oscuro que le rodea.

Por más brillante que esté el sol y la oscuridad que regala el bosque, las aguas de Jayán parecen escarchas de hielo.

Cuando se está en la charca y se mira hacia el chorro de agua, parece que el torrente choca con las copas de los árboles que rodean su entorno.

Es una catarata "clásica", pero poco conocida por los nativos de Miches, que no terminan de organizarse para promocionar los inmensos y atrayentes recursos hídricos de que disponen para la explotación ecoturística.

Es de una belleza que resulta indescriptible, ya que la escalera de roca que se ha formado en el trayecto de caída del agua, le da un aspecto señorial y de respeto entre las demás cascadas que hay en Miches.

El majestuoso chorro de agua, perceptiblemente blanca aunque esté lloviendo y su rugir entre las rocas, advierten que se está frente a una estructura construida en el tiempo por la madre naturaleza.

En tiempos de lluvia, aseguran vecinos de La Gina, las aguas golpean tan fuerte que se escuchan en el poblado, a unos siete kilómetros al sur de La Comarca.

Es una cascada torrentosa en medio del bosque tropical.

Las aguas que estilan de su correa blanca, van formando río abajo otras espectaculares y perfectas charcas, que son especiales para el deleite y el disfrute de los mortales.

Su mágico entorno hace creer que se está perdido en la selva. La flora y la fauna se hacen cómplices de aquel lugar ideal para vacacionar.

El nombre del salto del agua se debe al río del mismo nombre, con cuyas aguas se irrigan los proyectos arroceros de La Gina de Miches.

Su ocultamiento y la poca frecuencia de visitantes por falta de promoción, le ha permitido mantener su belleza natural.

Las elevaciones montañosas de la zona y lo accidentado del camino, han sido otros aliados importantes para la protección del salto Jayán.

Aunque desde el copioso bosque no se visualiza el mar, Jayán está frente a la bahía La Gina y el océano Atlántico.

Cómo llegar

El Jayán está a unos 156 kilómetros de la Capital dominicana y a 102 de la zona turística de Bávaro y Punta Cana.

Para acceder tiene dos puntos: partiendo desde la comunidad de La Gina, a seis kilómetros al Oeste de Miches, a pies o en cabalgata. Igualmente, llegando al kilómetro 10 de la carretera Miches-El Seibo, para internarse por un accidentado camino, rodeado de precipicios y abismo, que hacen más rica la aventura de conocer a este gigante de agua dulce.

Es recomendable ir con botas o zapatos que agarren bien el suelo húmedo, para no verse más en el suelo que caminando.

Se sugiere, además, no llevar menores de 12 años, por lo accidentado del terreno, y llevar mochila y repelente para las picadas de mosquitos.i