MICHES Y LA OCUPACIÓN YANKEE DE 1916
Entre los años 1916 y 1918, el Gobierno norteamericano llevó
a cabo la orden de desarme, pero en la región oriental los campesinos hicieron una resistencia guerrillera que duró más de cuatro
años, lo que obligó a los estadounidenses invasores a mantenerse
en operaciones en un tipo de guerra hasta entonces desconocido
por ellos. Varios líderes guerrilleros los mantuvieron en jaque,
entre ellos Ramón Natera, Vicente Evangelista, Vicente Ferrer y
Martín Peguero. A pesar de la captura y fusilamiento de Vicente
Evangelista, no pudieron ser vencidos fácilmente. El gobierno
de ocupación procedió a llevar a cabo una ola de terror en toda la población, especialmente contra los vinculados a los patriotas
revolucionarios, a quienes calificaron de gavilleros.
Los marines norteamericanos destacados en El Jovero llevaron cabo una ola de atropellos, abusos, irrespetos y actos inmorales A todas las personas que no se identificaban con ellos
los juzgaban como gavilleros. Se bañaban desnudos en el mar a
la vista de la población, cazaban con sus armas animales ajenos
para comérselos, hacían múltiples fechorías; iban a los colmados
donde tomaban las mercancías y no las pagaban, e irrespetaban a
todas las mujeres considerándolas como prostitutas. Eran tantas
las quejas que recibía el jefe de puesto con relación a la conducta
de estos marines, que llegó a aconsejarles que cuando fueran a
molestar a sus negocios les golpearan. Jesús Amparo (a) Papasú,
cansado de tantas molestias, apaleó a un marine, en un brazo.
Entre los marines había uno que le decían Diablo Azul, apodado
así por tener un tatuaje en su cuerpo que simbolizaba a Satán.
Era uno de los más perversos. Salía a incursionar por los campos
aledaños detrás de mujeres. Aseguran personas de esa época que
a cabo la orden de desarme, pero en la región oriental los campesinos hicieron una resistencia guerrillera que duró más de cuatro
años, lo que obligó a los estadounidenses invasores a mantenerse
en operaciones en un tipo de guerra hasta entonces desconocido
por ellos. Varios líderes guerrilleros los mantuvieron en jaque,
entre ellos Ramón Natera, Vicente Evangelista, Vicente Ferrer y
Martín Peguero. A pesar de la captura y fusilamiento de Vicente
Evangelista, no pudieron ser vencidos fácilmente. El gobierno
de ocupación procedió a llevar a cabo una ola de terror en toda la población, especialmente contra los vinculados a los patriotas
revolucionarios, a quienes calificaron de gavilleros.
Los marines norteamericanos destacados en El Jovero llevaron cabo una ola de atropellos, abusos, irrespetos y actos inmorales A todas las personas que no se identificaban con ellos
los juzgaban como gavilleros. Se bañaban desnudos en el mar a
la vista de la población, cazaban con sus armas animales ajenos
para comérselos, hacían múltiples fechorías; iban a los colmados
donde tomaban las mercancías y no las pagaban, e irrespetaban a
todas las mujeres considerándolas como prostitutas. Eran tantas
las quejas que recibía el jefe de puesto con relación a la conducta
de estos marines, que llegó a aconsejarles que cuando fueran a
molestar a sus negocios les golpearan. Jesús Amparo (a) Papasú,
cansado de tantas molestias, apaleó a un marine, en un brazo.
Entre los marines había uno que le decían Diablo Azul, apodado
así por tener un tatuaje en su cuerpo que simbolizaba a Satán.
Era uno de los más perversos. Salía a incursionar por los campos
aledaños detrás de mujeres. Aseguran personas de esa época que
de billar. En una ocasión jugó una partida con un residente de
Miches al que le decían Papaiso (Dionisio de la Cruz), la perdió,
se negó a pagar y Papaiso le dio con una bola e hizo que cayera al
suelo. Dos marines que se encontraban en el billar salieron huyendo y le dieron la noticia al teniente jefe del puesto, este ordenó el
arresto y el traslado de Diablo Azul, quien jamás volvió. El pueblo
pudo respirar con tranquilidad cuando vino de puesto un teniente puertorriqueño que puso en cintura a los marines, les prohibió
salir armados a la calle, así como torturar a los presos. Los grilletes
y las esposas, se dice, los tiró al mar. Cesaron los abusos y desmanes
por parte de los subalternos
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